Rochester, Minnesota - En un nuevo estudio publicado hoy en Menopause, los investigadores descubrieron que los sofocos y los sudores nocturnos enfrentados por más del 80 por ciento de las mujeres de mediana edad pueden estar vinculados con mayor riesgo para apnea obstructiva del sueño.

La apnea obstructiva del sueño es el tipo más común de apnea del sueño y se caracteriza por repetidas interrupciones de la respiración durante el sueño. Aparte de alterar la calidad del sueño, la apnea obstructiva del sueño puede llevar a problemas graves de salud en las mujeres, entre ellos mayor riesgo de enfermedad arterial coronaria, presión arterial alta y accidente cerebrovascular.

A fin de seguir la pista de esto en las mujeres de mediana edad, los investigadores emplearon el Registro de datos sobre la presencia de edad, menopausia y sexualidad, que contiene información médica acerca de las mujeres atendidas en la Clínica de Salud Femenina en Mayo Clinic.

El equipo descubrió que de las mujeres atendidas entre el mes de mayo de 2015 y el mes de diciembre de 2016, las que informaron sufrir fuertes sofocos y sudores nocturnos estaban vinculadas con un riesgo intermedio o alto de apnea obstructiva del sueño. Si bien las mujeres con presión arterial alta y obesidad eran quienes más alto riesgo tenían, dicho riesgo también se observó entre las mujeres con índice de masa corporal normal.

“Por lo general, se cree que la apnea obstructiva del sueño es una enfermedad masculina porque los síntomas de los hombres son más notorios, en parte, debido a los ronquidos, pero el riesgo de apnea obstructiva del sueño en las mujeres aumenta durante los años de la menopausia. Los síntomas que presentan, de dolor de cabeza, insomnio, ansiedad y depresión, aparte de los más comunes de ronquido y cansancio, quizás no sean tan audibles ni visibles para los demás; sin embargo, plantean el mismo grado de riesgo para la salud”, comenta la médica, Dra. Stephanie Faubion.

Dos años después de la consulta clínica en la que las mujeres informaron acerca de sus fuertes sofocos y sudores nocturnos, aún no se había diagnosticado la afección en el 65 por ciento del grupo con riesgo intermedio o alto para apnea obstructiva del sueño.

“Se puede pasar por alto a los sofocos y los sudores nocturnos como riesgos de algo más grave. Por ello, la implementación de estas medidas durante el examen puede servir para determinar los síntomas que la mujer tiene y poner al médico sobre la pista para detectar problemas de salud graves, como la apnea obstructiva del sueño, e intervenir antes”, concluye la Dra. Faubion.